Regresa a la Vida
con un corazón nuevo y fuerte:
La Historia de Miguel Dieppa

NUEVA YORK – El joven puertorriqueño radicado en la ciudad de los rascacielos, Miguel Dieppa Rodríguez, se ha convertido a los 28 años en el primer nacido en la isla que recibe in nuevo corazón.

La operación de trasplante de corazón fue realizada en el joven Dieppa Rodríguez el pasado 1ro. de febrero por una batería de cirujanos encabezada por el Dr. Erick Rose en el Hospital Presbiteriano de la Universidad de Columbia.

El trasplante salvó la vida el joven Dieppa, a quien sus médicos le daban solo semanas de vida con su extremadamente debilitado corazón. Dieppa padecía de miocarditis desde 1981 y con frecuencia tenia que recluirse en el Lenox Hill Hospital para tratamiento.

Pero en octubre de 1983, su cardiólogo, el doctor Mark Schiffer, le señalo que su única opción de vida estaba en el programa de trasplante que se realizan en el Presbiteriano, a donde fue referido y trasladado para la ultima semana de enero.

El nombre del bien samaritano que le dejó un corazón “fuerte y saludable” para que Miguel seguir viviendo quedara para siempre en el anonimato. Pero la muerte del extraño, que le sobrevino posiblemente en algún tipo de accidente, sirvió para que el joven boricua pudiera reiniciar su vida con un corazón nuevo y saludable.

Dos meses después, Miguel ya ha sido dado de alta (desde el 19 de marzo) y comienza a ajustarse nuevamente a su vida normal. Sale a caminar, va al cine, a la farmacia, visita amigos y hace ejercicios, mientras se prepara para reiniciar su vida profesional como productor y director de teatro y programa para la televisión.

Miguel es hijo de Jorge Dieppa, director ejecutivo del College Board en Puerto Rico y de Carmen Rodriguez Morales, ama de casa y voluntaria de la Parroquia San Jorge de Santurce. Sus hermanos mayores Jorgito y Nilda residen también en Estados Unidos, mientras que sus padres residen en un condominio en la Calle Del Parque, en Santurce. Miguel es sobrino del ex director ejecutivo del Instituto de Cultura Puertorriqueña, Luis Manuel Rodríguez Morales.

El joven santurcino siempre ha sido un amante del teatro al que ya ha hecho importantes aportaciones especialmente en la ciudad de Nueva York. Miguel se graduó en 1980 del Conservatorio de Música de Boston y desde entonces está radicado en la ciudad de la manzana grande. Su área de estudio fue dirección y producción.

El doctor Ronald Drussin, cardiólogo personal del joven Dieppa en el Hospital Presbiterano y quien participó en el trasplante, dijo que tuvo la necesidad de poner a Miguel en la unidad de cuidado intensivo una semana antes del trasplante para poder mantenerlo con vida debido a lo quebrantado de su salud. Su corazón estaba muy débil en esos últimos días. Hubo el temor, admite el cardiólogo, que Miguel no llegara a la operación si no aparecía a tiempo el donante indicado. En los momentos del trasplante, el tiempo de vida de Miguel se reducía a semanas.

Explica el doctor Drussin que el equipo medico del Hospital Presbiteriano esta haciendo trasplantes de corazón desde 1977, pero no fue hasta fines de 1982 que se inicio un verdadero programa de trasplantes bajo el cual realizan dos trasplantes mensuales.

A principios de 1982, el doctor Erick Rose, cirujano sénior de dicho hospital, estuvo por tres meses en Centro Medico de la Universidad de Stanford en California estudiando las técnicas utilizadas allí para luego ponerlas en practica en el hospital neoyorkino.

Según el doctor Drussin, los jóvenes son los mejores candidatos a trasplantes porque normalmente están mas fuertes y saludables (en los demás aspectos) que los pacientes maduros, y pueden soportar mejor la complicada operación. Normalmente los pacientes de trasplantes de Columbia son jóvenes en los veinte y los treinta años. Por regla, no hacen trasplantes a personas mayores de 50 años.

“Miguel debe volver a una vida normal”, dice su medico. “después de algunos meses de recuperación, debe volver a trabajar y continuar su anterior estilo de vida”. Sin embargo debe tomar medicamentos diarios para evitar el rechazo del nuevo órgano.

¿Qué tiempo puede vivir Miguel con un corazón ajeno? El medico señala que no se sabe realmente. Solo el tiempo lo dirá.

“He vuelto a nacer”

Miguel Dieppa Rodríguez que estuvo tan cerca de la muerte a sus 28 años, inclusive estuvo cinco minutos sin corazón en su cuerpo, ha adoptado el 1ro de febrero como su nueva fecha de cumpleaños.

En esta fecha, hace apenas dos meses, Miguel recibió un nuevo corazón que le proporcionaba una nueva oportunidad de vivir. Para Miguel fue “una experiencia fuertísima, pero feliz, en el sentido que estoy vivo y tengo una oportunidad nueva”.

Sin embargo, la felicidad que embarga a Miguel no ha podido hacerle olvidad los días y las semanas de severa angustia en que experimentaba como se le iba la vida.

Miguel padecía de miocarditis desde 1981 y con frecuencia tenia que recluirse en el Lenox Hill Hospital para recibir tratamiento. Un día de octubre de 1983, su cardiólogo el Dr. Mark Schiffer le dio una noticia que lo estremeció de pies a cabeza.

“Miguel, hemos llegado a un punto en que la única opción que tenemos es un programa de trasplante”, le informó el Dr. Schiffer.

“No tenía la mas mínima idea de que iba a llegar a esto; yo siempre pensé que era cuestión de tiempo, de una convalecencia extensa y de cuidarme”, recuerda Miguel. “Es extraño, tuve un choque de ideas, la primera reacción fue de alivio, hay luz al final del túnel, porque estaba bien enfermo, me sentía bien mal”.

Pero esa reacción positiva le duró tres segundos. Inmediatamente después sintió pánico por la decisión tan drástica que debía tomar. Hubo un período breve de total confusión. Miguel resentía el hecho de que no tenia opción, tenia que someterse a un trasplante de corazón si quería seguir viviendo. Era la única alternativa y Miguel tomó la decisión de someterse a la delicada operación.

En ese momento Miguel no sabía que sus médicos solo le daban seis meses de vida. El podía sentir que su organismo se debilitaba y se imaginaba que podría morir, pero no sabía que sólo por seis meses. De hecho, si Miguel no se hubiese sometido a la operación, posiblemente hoy estuviera muerto.

Luego vino un período preparatorio, una extensa batería de exámenes incluyendo cauterizaciones, ecocardiogramas, exámenes continuos de sangre, exámenes de tejidos inmunológicos, entre otros.

A fines de enero, Miguel fue trasladado al Hospital Presbiteriano de la Universidad de Columbia, donde debería hacerse el trasplante. En esos días se sentía muy enfermo, cansado y plagado de síntomas como fiebre alta y dolores en el cuerpo.

“Estaba muy enfermo, muy desesperado, quise retroceder, pero era imposible”, cuenta Miguel de aquellos días de confusión y angustia. “Ese fue el proceso mas difícil, uno esta enfermo, esta desorientado, confuso, hay un pánico increíble porque siempre esta la posibilidad de la muerte, que es lo que mas uno teme”.

Su apoyo eran sus padres, sus amigos y la fe, los cuales le ayudaron emocionalmente a mantener la mejore actitud ante la odisea.

A finales de enero, el corazón de Miguel se había debilitado tanto que solamente le quedaban semanas de vida, aunque no se habían dicho. El corazón casi no bombeaba sangre y estuvo en la unidad de cuidado intensivo con todo tipo de instrumento que lo ayudaron a mantenerlo vivo.

El temor de que no aparezca un donante era mayor problema y creaba la mayor parte de las angustias y un estado de confusión total en el joven.

“Fue un milagro”

Para Carmen Rodríguez de Dieppa la enfermedad de su hijo menor fue una experiencia única, pero el que apareciera un donante a tiempo , así como el éxito de la operación de trasplante de corazón, fue “un milagro” logrado por la inquebrantable fe en Dios en toda su familia.

“Se que tengo un Dios vivo que hace hoy los milagros que hacia dos mil años atrás”, dice Doña Carmen al relatar toda la odisea vivida durante los últimos meses.

A pesar de que toda la comunidad de la parroquia San Jorge de Santurce a la que pertenece la familia Dieppa, estaba en oración por la salud de Miguel, posiblemente no fue hasta que el propio Miguel experimento un acto de fe que el “milagro” se realizó. Relata Doña Carmen que el ultimo domingo de enero, Miguel, muy débil y cansado, estaba sentado en una butaca de su habitación y aprecia querer moverse. Al preguntarle su madre que quería, Miguel le contestó: “Mami es que yo quiero arrodillarme para pedirle a la Virgen que Jesús adelante su hora”. Miguel se refería, según Doña Carmen, al episodio bíblico de las bodas de Caná que ella le había relatado, cuando la Santísima Virgen intercede con Jesús para que adelante su hora y comience a hacer milagros”.

Entonces Doña Carmen le dijo a su hijo: “Yo me arrodillo por ti” y ambos comenzaron a rezar. Doña Carmen recuerda las palabras de su hijo después de rezo: “Mami, si esta oración no la oye Jesús, yo no se cual es la que va a oír”. Doña Carmen le contestó a su hijo: “Pues te la va a oír, porque esa salió del fondo de tu corazón”.

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Esta serie de tres historias fueron publicadas en “El Nuevo Día” bajo la firma de Elmy E Martínez el 26 de marzo de 1984.

Miguel Dieppa Rodríguez falleció tres años mas tarde, el 19 de abril de 1987 en Nueva York.

Al presente, su sobrina Cecilia Aldarondo Dieppa, está produciendo un documental sobre la historia de Miguel, el amor de su madre, la religión y su homosexualidad. El portal del proyecto llamado “Memories of a Penitent Heart” se encuentra en http://penitentheart.com