Los Amaro, tres generaciones de béisbol
Los Filis de Filadelfia honraron a la familia Amaro, la única dinastía de tres generaciones de peloteros profesionales, durante la segunda Noche de las Leyendas Latinas. El evento – coauspiciado por el periódico latino Al Día – se efectuó el pasado viernes en el Veterans Stadium antes del partido entre los Filis y los Azulejos del Toronto.
Tres generaciones de los Amaro han jugado béisbol. Santos Amaro, el patriarca del clan, jugó pelota en el Caribe porque el color de su piel no le permitió jugar en las mayores, mientras que su hijo Rubén y su nieto Rubén, hijo, jugaron en las Grandes Ligas mayormente con los Filis.
El primer premio de este tipo se le otorgó el año pasado al ex-jugador cubano y hoy dirigente de los Marlins de Florida, Atanasio (Tany) Perez Rigal, quien jugó parte de su carrera con los Filis y fue exaltado al Salón de la Fama en el 2000.
Santos Amaro planificó asistir al homenaje pero murió cinco semanas antes a los 93 años. Don Santos fue representado por su viuda, Doña Josefina Mora de Amaro, quien aceptó la placa de reconocimientos a su esposo. El patriarca de los Amaro pertenece al Salón de la Fama del Béisbol en Cuba y México.
Rubén Amaro Mora jugó para los Filis en los años sesenta y lleva 20 años trabajando para la organización. Su hijo Ruben también jugó para os Filis y otros equipos y actualmente se desempeña como asistente del gerente general de los Filis.
“Esto es algo bien especial para nosotros. El béisbol siempre ha sido importante para mi familia. Estoy bien agradecido de la comunidad Latina de Filadelfia. Yo tuve la oportunidad de conocerla cuando jugaba aquí. Nosotros no ganábamos el dinero de los tiempos de mi hijo y ahora. Yo trabajaba para una compañía de pan y mi trabajo me llevaba a la comunidad,” afirmo Amaro, padre, momentos después de hacer el lanzamiento ceremonial del juego, que fue recibido por su hijo Rubén. Durante la emotiva ceremonia, el clan Amaro, compuesto por nietos, biznietos, esposas, tíos, sobrinos, entre otros, acompañaron a los homenajeados.
“Esto significa mucho para mi familia,” afirmó el hoy Asistente del Gerente General de los Filis, uno de solo dos latinos con ese cargo en todas las Mayores. Para la familia, la reciente muerte de su patriarca Santos Amaro fue un momento amargo. “El fué un gran jugador pero también fué un gran hombre. Un caballero adentro y fuera del terreno de juego,” dijo su hijo Rubén al comentar sobre la muerte de una de las mas respetadas figuras del béisbol latinoamericano. Pero en medio del luto, la famila celebró la vida de Don Santos aprovechando el homenaje de los Filis.
El patriarca tenía planes de viajar a Filadelfia para el homenaje, pero la muerte le sorprendió a fines de mayo. “El estaba muy contento,” dijo Rubén, padre. “Pero ahora él esta en un lugar mejor,” afirmó su nieto, Rubén,hijo.
La leyenda de los Amaro en el béisbol comenzó en los barrios pobres de Cuba a principios del siglo y continúa hoy en las oficinas ejecutivas de los Filis. Don Santos, apodado “El Canguro”, sostuvo una carrera en el béisbol durante mas de 40 años. Como jugador, se desempeño en la primera base y los jardines. Mas tarde dirigió en Cuba, México, República Dominicana y Venezuela. La barrera de color le impidió jugar en las mayores y es la única razón por la que los Amaro no son la primera familia latina con tres generaciones de jugadores de Grandes Ligas. Don Santos murió en Veracruz, México a donde emigró de su nativa Cuba y donde residió la mayor parte de su vida.
Su hijo Rubén – quien nació en Veracruz — se inició en el béisbol grande como jugador del cuadro interior en 1958, diez años después de que la barrera del color desapareciera. Rubén tenía entonces 21 años y su primer equipo fué los Cardenales de San Luis. Al año siguiente, fue canjeado a los Filis donde jugó desde 1960 hasta 1965. En el 1964 tuvo su mejor temporada y ganó el Guante de Oro. Mas tarde jugó con los Yankees de Nueva York durante tres anos y finamente se retiró en 1969 como miembro de los Serafines de California.
En 1970, Rubén regresó a los Filis a trabajar como escucha y en 1974 fue nombrado Coordinador de Asuntos Latinoamericanos. En 1980 fue coach de los Filis, el año que el conjunto ganó la Serie Mundial. También ha dirigido durante muchos años en la pelota caribeña y ha sido exaltado, junto a su padre, al Salón de la Fama del béisbol de México.
El segundo Rubén, quien fue cargabates de los Filis durante el año del campeonato mundial en 1980, siguió los consejos de su abuelo y le dio prioridad a su educación. Se graduó de la Universidad de Stanford en 1987 donde también jugó pelota y ayudó a su alma mater a un campeonato de béisbol colegial. California lo seleccionó en el draft y debutó en las mayores en 1991. Un año mas tarde fue canjeado a los Filis y los Amaro se convirtieron en la primera combinación de padre-hijo en jugar para el mismo equipo. Tras la temporada de 1993, fue canjeado al Cleveland donde participó en la serie mundial en 1995.
Regresó a los Filis en 1996 y puso fin a su carrera en 1998 para aceptar ser Asistente del Gerente general Ed Wade. Segun Wade, Rubén “tenía la experiencia como jugador, era inteligente y bilingüe”, los atributos que el buscaba. Su nuevo trabajo lo convirtió en jefe de su propio padre, quien se desempeña como coordinador de fildeo y defensa del sistema de ligas menores de los Filis. Rubén, hijo, y Omar Minaya de los Mets, son los únicos latinos con los mas altos cargos en el béisbol de las mayores.
“Yo estoy bien orgulloso de lo que esto significa como latino,’ afirma el mas joven de los Amaro. “Estoy bien contento en tener al nombre Amaro envuelto en las cosas importantes del béisbol.” Su padre está de acuerdo. ”El béisbol le ha dado a mi familia la oportunidad de estar entre la gente que hace bien en el mundo. Estamos orgullosos de que Rubén continúe eso en nombre de la familia.”
Tres generaciones de Amaro. Un legado del cual los latinos que seguimos el béisbol podemos sentirnos orgullosos.
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Esta columna fue publicada en www.ESPNdeportes.com en julio de 2001.