Don Felo en el Salón de la Fama
¡Cómo cambian los tiempos, compadre! Hoy día, los seguidores del béisbol podemos ver los partidos en televisión, escuchar transmisiones radiales a través del internet, seguir cada lanzamiento de cualquier partido en websites de los equipos incluyendo cantidad de estadísticas y detalles, cotejar los resultados en nuestro teléfono celular, y mucho mas.
Cuando era niño en mi pueblo en las montañas de Puerto Rico, todo lo que tenía era un viejo radio cuya recepción era horrible. Recuerdo pegar mi oreja al radio para poder seguir los juegos de béisbol. Dependía de los narradores que me informaban lo que ocurría en el partido. Pero que voces aquél viejo radio me brindaba.
La pelota de invierno en la Isla del Encanto contaba con un excelente grupo de narradores. Los juegos de mis Leones del Ponce se escuchaban en la voz de Radamés Mayoral y Wito Morales. Los Indios del Mayagüez en la voz de Ismael Trabal. Los Criollos de Caguas contaban con Héctor Rafael Vázquez. Los nuevos Lobos del Arecibo con mi compueblano y amigo Luis Felipe Montalvo. Los dos equipos de la capital contaban con narradores que importamos de Cuba: René Molina narraba a los Cangrejeros de Santurce y Rafael (Felo) Ramírez hacia lo propio con los Senadores de San Juan.
Quizás lo más memorable que recuerdo de aquellos tiempos del béisbol radial fue el jonrón de Bill Mazeroski para poner fin a la Serie Mundial de 1960 y darle el triunfo a los Piratas. Ese jonrón lo escuché en mi viejo radio, a los 9 años. Ese año, como cada octubre, la Serie Mundial era narrada por aquella única, fuerte e increíble voz de Buck Canel respaldado por Don Felo Ramírez.
Este domingo, Don Felo será exhaltado a la inmortalidad de nuestro deporte cuando reciba el premio Ford C. Frick en el santuario de Cooperstown. Don Felo se unirá en la inmortalidad al desaparecido Canel. Y como coincidencia, allí estará también el pequeñín segunda base de los Piratas, Bill Mazeroski, recibiendo su tardío pero merecido reconocimiento en el Pabellón de los Inmortales.
La voz de Don Felo es todavía la más reconocida en el béisbol de Latinoamérica. El Ford C. Frick Award es un premio para consagrar en el Salón de la Fama a los mejores narradores y cronistas de nuestro deporte.
Felo Ramírez ha transmitido juegos de béisbol durante los últimos 56 años, literalmente toda una vida. En la pelota caribeña, Felo comenzó en su nativa Cuba en 1945 y después se mudó a Puerto Rico en 1961 donde transmitió los partidos de los Senadores de San Juan en la Liga Profesional durante muchos años. Ramírez también trabajo en Venezuela y en eventos internacionales como la Cabalgata Deportiva Gillette, las transmisiones en español de la Serie Mundial y el Juego de la Semana junto a Canel, así como la Serie del Caribe. Desde que los Marlins de Florida se integraron a la Liga Nacional en 1993, Don Felo ha sido su voz en español.
Hablamos con Don Felo esta semana y el decano de nuestros narradores todavía está en una nube. Para Don Felo, llegar a Cooperstown “es un sueño de uno”. El primero que le dijo que tenía posibilidades de llegar fue Jack Buck, luego de que el colega Ramiro Martínez le hiciera llegar una cinta con la narración de Don Felo del jonrón 715 de Hank Aaron. “Es difícil describir lo que uno siente, es un impacto tremendo, una mezcla de alegría y lágrimas” nos dijo. Don Felo admite que su selección en febrero lo tomó por sorpresa. A pesar de que había rumores, nunca pensó que realmente ocurriría, “Pero siempre pensaba, que si iba a ocurrir, que ocurriera en vida, y no como a Buck Canel, quien fue honrado después de fallecido”, afirmó. Canel, de origen argentino y Jaime Arren, narrador de los Dodgers de origen ecuatoriano, son los únicos narradores latinos que precedieron a Ramirez en Cooperstown.
Algo especial para Don Felo es unirse en Cooperstown con su mentor y amigo Buck Canel. “Absolutamente todo”, contestó Don Felo cuando le preguntamos que significó Canel para él. Desde los tiempos de la Segunda Guerra, Don Felo escuchaba en Cuba a Canel en la NBC por onda corta. “Tenía una voz y una personalidad tremenda”, afirmó. Durante una Serie del Caribe en Caracas, Don Felo tranmitía para Puerto Rico cuando conoció a Canel y lo invitó a su transmisión. Una gran amistad nació en aquel momento y se cimentó unos años mas tarde cuando fue invitado a unirse a Canel en la Cabalgata Deportiva Gillette, narrando el Juego de la Semana y la Serie Mundial. “Me tuvo un aprecio grandísimo”, recuerda Don Felo. “Decía que yo era el único que no lo imitaba”.
Entre sus muchas memorias, destaca el hecho que narró cuatro entradas y media del Juego Perfecto de Don Larsen en la Serie Mundial de 1956. Y el desaparecido Roberto Clemente, que jugó para los Senadores de San Juan cuando Don Felo narraba la pelota invernal en Puerto Rico, es una de las figuras que nunca puede olvidar. Don Felo habla de Roberto con entusiasmo, en particular, cómo impresionaba a los fanáticos sus certeros disparos del jardín derecho a la tercera base.
A los 78 años, Don Felo se encamina a Cooperstown este domingo acompañado de su esposa y algunos familiares y amigos. Un vida dedicada a nuestro deporte es al fin reconocida en el nicho de los inmortales del béisbol.
Para Don Felo la palabra “retiro” no existe en su diccionario. “Si resisto el impacto de Cooperstown, si sobrevivo este fin de semana, me tendrán que botar”, nos dijo sonriendo. “Disfruto mucho mi trabajo, y lo seguiré haciendo mientras pueda.” Don Felo trabaja siete meses en las narraciones en español de los Marlins y regresa a su residencia en Puerto Rico durante el invierno.
Preguntado, sobre tres cubanos que no han tocado aún las puertas de Cooperstown, (Tony Oliva, Luis Tiant y Orestes Miñoso), Don Felo no vacila en afirmar que Tiant pertenece al Salón de la Fama y describe como “un crimen” el que aún no haya sido electo. “Tiene los números”, afirma sin titubeos. Sobre Oliva recuerda el juego en que Tony se lesionó la rodilla fildeando un batazo de Joe Rudi, rodilla que entiende le costó varias tempordas y su pasaporte a Cooperstown. A Miñoso, según Don Felo, le ha pasado el tiempo y la gente se ha olvidado de este héroe de los años 50 y 60.
En su camino a Cooperstown, Don Felo es símbolo viviente de todos los dedicados narradores latinoamericanos de nuestro gran deporte. Desde los que tienen el talento y honor en narrar en las Grandes Ligas hasta aquellos que narran la pelota dominguera en nuestros pueblos o las pequeñas ligas.
Este domingo, Don Felo tocará a las puertas de Cooperstown, y las mismas se abrirán de par en par para recibir a una de las mejores voces latinas en narrar nuestro deporte… y lo ha hecho durante mas de medio siglo, y aún lo sigue haciendo. ¡Bienvenido a su casa, Don Felo!
——————
Esta columna fue publicada en www.ESPNdeportes.com enl 9 de agosto de 2001